jueves, 17 de julio de 2008

Los intereses de MacCain


Poco se ha hablado de los intereses de la reciente visita del virtual candidato republicano a la presidencia de EE.UU. MacCain en Colombia. El denominador común en todas las visitas de la real politik es mantener unidos los lazos con aquellos aliados en la región. En Colombia, MacCain encuentra su trampolín para hablar de lucha contra el terrorismo y acuerdos comerciales (TLC). Con México, alardeó de sus conocimientos en seguridad y los beneficios del apoyo a este país, azotado por una intestina guerra narcotráfica.

En los más escondidos intereses que una visita como esta pueda significar para el Presidente Uribe, bajo el mantenimiento de la neutralidad a cualquier candidato, se oculta el desapercibido asesor del senador MacCain: Charlie Black. La inquietud suscitada en el reporte político del periódico The New York Times, avisa el trabajo del "lobista" Black en Colombia. El asesor, luego de trabajar para la firma de cabildeo BKSH & Associates, se desempeñaba en el Congreso, y el Departamento de Estado para "asuntos generales de comercio", y "asistencia extranjera para Colombia", e incluso para bloquear un supuesto embargo económico a Colombia por la situación en Derechos Humanos.

Pero, ¿qué tiene que ver un asesor con la visita, y más aún con Colombia? A los ojos de nuestra prensa nacional, sería un supernumerario de la campaña, pero el señor en mención ha estado vinculado con los procesos de cabildeo de EE.UU hacia Colombia, y lo acerca aún más como representante de la Occidental Petroleum Corporation (Oxy) en el país. La Oxy opera en el campo de Caño Limón (Arauca), cuya producción promedio producía en el 2006, 28.000 barriles de petróleo diarios.


Quienes recuerden los escándalos de las multinacionales en el país, podrán testimoniar que el caso de la Chiquita Brands y su relación con los paramilitares, no es novedad y tiene serios antecedentes. La presencia de la petrolera Occidental en Colombia ha sido controversial. En el extranjero fue acusada de abusos por Derechos Humanos, y en nuestro país ya se registró un caso olvidado por intimidación a las comunidades indígenas.

Estos grupos, recuerda además el NY Times, acusaron a la compañía por complicidad en la muerte de campesinos por tener simpatías con la guerrilla, que operaba en los oleoductos y actividades de excavación de Occidental. Asimismo los han acusado por intimidar a las comunidades indígenas por la excavación en tierras ancestrales (propiedad colectiva), amén de contaminar áreas rurales.

En 1998, fuerzas armadas colombianas bombardearon Santo Domingo, corregimiento cerca del oleoducto de Occidental, matando a 18 personas. El hecho fue elevado mediante querella a la Corte Central Distrital de California, sin noticia alguna de su decisión. En su momento Occidental en comunicado de prensa, negó todas las acusaciones. Para el 2003, Occidental estuvo también involucrado en la muerte de 3 sindicalistas por sus supuestas simpatías con la guerrilla.

¿Otra Chiquita Brands trasnochada?, ¿otro caso que pasa de agache en la justicia norteamericana?, ¿otro abuso en contra de la justicia colombiana? Seguro que en la visita de MacCain nadie se percató de las relaciones de su confidente asesor y sus lazos con el país. El tema de la responsabilidad empresarial que tanto pregona el presidente Uribe en el establecimiento de la "confianza inversionista" se desgasta con los abusos de estas compañías. Vale ver en el portal electrónico de Occidental sus contribuciones corporativas en Arauca, con la creación de 34 escuelas primarias y trayendo atención médica a la población.
Doble coartada para esconder sus ambiciosas e irresponsables actuaciones, y el tráfico de influencias que trajo aquí a MacCain.

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